En el
borde
Se
sentó en el borde de la ventana, con las piernas colgando para afuera. Se olía
a pasto recién cortado. Cada vez que pasaba una lancha por el río levantaba una
ola que era más grande que todos sus recuerdos de la infancia. Hasta que algo helado
le mojó la cara y tuvo que entrar a secarse los ojos para no perderse un nuevo
atardecer.