domingo, 22 de diciembre de 2013

El Gordo de Navidad

El Gordo de Navidad




Natalio, "el gordo", fue su amigo desde el secundario. Fumaban rubios con filtro abajo del ombú de la calle Arroyo, frente al colegio. Mientras esperaban para rendir las de diciembre, a la sombra, se les ocurrió comprar dos billetes para navidad en el mismo quiosco donde compraban los cigarrillos sueltos. Pocho, el dueño del boliche, les dijo...ustedes dos se van a terminar casando. Y ellos, para darle el gusto, se miraron a los ojos, se abrazaron haciendo pantomima de enamorados y se dieron el único beso de sus vidas delante de Pocho. Se fueron muertos de risa, corriendo a rendir mientras gritaban ¡ nos dimos un beso y nos vamos a casar ! Estos chicos, pensó Pocho, no saben lo que hacen. Terminaron el colegio, estudiaron cada uno su carrera en la universidad, tuvieron novios y novias, se casaron y tuvieron hijos, pero cada uno por su lado. Sin embargo, cada navidad, Natalio le mandaba un mensajito a Catalina que decía: "Cumpliendo con la promesa, compré los dos billetes de lotería en el quiosco de Pocho y vas a recibir el tuyo por correo". De modo que si ganaban, en eso consistía la promesa, se reunirían a brindar con sidra helada en el Petit Colón y bromeaban que sería en ese bar porque quedaba cerca del registro civil. Pasaron más de veinte años y jamás quiso la suerte que pudieran chocar las copas. Sin embargo, contó Pocho en el noticiero, sorpendido, es la primera vez que un comprador no pasa a cobrar los billetes premiados con el Gordo de Navidad. Los hombres, pensó Pocho, no saben lo que hacen.

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