sábado, 25 de enero de 2014

Hay noches





Hay noches en las que las palabras se vuelven nubes,
se vuelven sueño,
se vuelven en contra.
Pero hay noches y palabras.
Cuánto peor sería que el silencio te cenara la cabeza
con agua de la canilla y sin postre.
Que te sirviera un plato vacío de palabra
o lleno de silencio que no es lo mismo pero es igual.
Hay noches en las que las palabras se vuelven picaporte,
se vuelven catarata,
se silabean por sí mismas
y te taladran la ignorancia y la soledad.
Son esas noches en las que sabés,
que sabés absolutamente todo.
Pero no tenés a quién contárselo, salvo al silencio.

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