domingo, 14 de julio de 2013

El espejo

Paredes del hospital Borda sobre la calle Brandsen, Buenos Aires.


El espejo

Tenía un cuerpo espantoso. Cada mañana cuando pasaba por la vidriería de al lado entrecerraba los ojos para no verse multiplicada en los espejos que estaban en exposición. Pero hubo una tarde de lluvia que no podrá olvidar jamás. Apenas salió de su casa se desató un temporal que la obligó a pararse un rato largo frente al espejo del negocio vecino. Se puso de espaldas, miraba de reojo para evitarse y sentía agitado el ritmo de su corazón. Cuando de pronto se mezcló con su propio cuerpo la silueta del hombre que le tiraba un beso. La mano sobre los labios, el gesto con la boca y ese sonido de la conquista que no se puede pasar por alto. Ella se dio vuelta, pero él también. La remera roja y apasionada del hombre se abultaba sobre la joroba de su espalda. Nunca lo pudo mirar a los ojos.




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