lunes, 27 de mayo de 2013

La víspera

Sentada sobre una pila de libros, en el centro de la habitación vacía, miraba las huellas de objetos cotidianos en la pintura vieja de las paredes.
Prendió una vela apenas se cortó la luz, justo hoy, pensó y las sombras se agrandaron tanto como sus recuerdos.
Su vecina, siempre puntual, había preparado lo mismo de todos los domingos a la noche. Ella pensaba que una mujer que cocinaba semejantes aromas no podía estar cenando sola e inmediatamente los golpecitos en la puerta, del chico del delivery, la pusieron de mal humor.
Cubiertos plásticos y un plato de telgopor con una milanesa tibia y puré sin nuez moscada no podían conformar a nadie. No pudo terminar de comer.
Se levantó, fue hasta la cocina y abrió la canilla  para servirse una copa y se dio cuenta de que no había embalado el filtro de agua. Pensó en su salud, encendió un cigarrillo, se hizo sonar los dedos de las manos, se sintió sola otra vez más y volvió a sentarse sobre los libros.
Repasó mentalmente la lista de cosas pendientes para la mudanza de mañana. Tendría que olvidar lo innecesario.
Se sobresaltó con la luz que volvió de repente, justo para iluminar la silueta de un fantasma. El de él. Casi nada. 





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